martes, 12 de enero de 2010

DE BALI A COPENHAGEN - DE COPENHAGEN A MEXICO...


DE BALI  A COPENGAHEN - DE COPENHAGEN A MEXICO

LARGAS NEGOCIACIONES 
VS. 
UN TIEMPO CORTO PARA SALVAR EL PLANETA Y LA HUMANIDAD

Maria Cristina Criollo, 01/10/2010
ClimAmbiente – Ecuador

El mundo esta sintiendo hoy más que nunca los impactos del cambio climático, inundaciones, sequías, desastres naturales, olas de calor. Según el IPCC, entre 1995 y 2006 ha sido la década más calurosa desde 1850, las emisiones de Gases de Efecto Invernadero - GEI de actividades humanas han aumentado en un 70% entre 1970 y 2004, por lo que recomiendan al menos un 40% de reducción de las mismas con relación a 1990. (IPCC, 2007).

A nivel político, se sigue extendiendo el plazo, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático - CMNUCC creada en 1992, ha realizado 15 Conferencias de las Partes (COP), en 1997 se adoptó el protocolo de Kyoto, sin cumplimientos reales de este instrumento, en el 2007 se adoptó la “Hoja de Ruta de Bali” en la COP13 en Bali, donde se estableció una fecha límite para formular y adoptar acuerdos y compromisos definitivos para enfrentar de manera global el cambio climático, esta fue diciembre del 2009 en la COP15 en Copenhagen. Sin embargo, en la COP15 los desacuerdos políticos rompieron cualquier expectativa.  La nueva ruta ahora es México – COP16 en diciembre del 2010.

A nivel social, esta creciendo desde la sociedad civil una llamada por Justicia Climática, exigiendo acciones urgentes y soluciones que no vulneren derechos humanos, derechos de pueblos indígenas y los derechos de la madre tierra. 


En Bali (COP13) se inició el camino a Copenhagen:

La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático - CMNUCC en su quinceava reunión de las partes COP13 Bali - Indonesia en diciembre del 2007, se estableció como fecha límite diciembre del 2009 en la COP15 - Copenhagen para lograr acuerdos definitivos que impulsen acciones inmediatas para enfrentar de forma decisiva la problemática del cambio climático. Por esta razón, muchos gobiernos del mundo decidieron y adoptaron lo que se llamó la “Hoja de Ruta de Bali”, sus dos principales propósitos fueron:

1) Reducción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en países del Anexo 1[1]; 
2) Plan de Acción de Bali, que incluye mitigación, adaptación, tecnología y financiamiento[2]. 

Se concretaron dos grupos u órganos subsidiarios para estos temas, el primero fue el Grupo de Trabajo Especial sobre los nuevos compromisos de los países del Anexo 1[3] en el Protocolo de Kyoto – GTE/PK y el segundo fue el Grupo de Trabajo Especial sobre Cooperación a Largo Alcance – GTE/CLA, respectivamente.

Estos grupos en coordinación con otros órganos subsidiariarios de asesoramiento científico y tecnológico como el Organismo Subsidiario de Asistencia Científica y Técnica -OSACT y el Organismo Subsidiario de Implementación – OSI, tenían como meta final establecer las bases definitivas para lograr un Acuerdo Global Vinculante producto de la discusión de las partes durante los años 2008 y 2009 que debía ser adoptado en Copenhagen en la COP15.  Todo esto con base en sustentos técnico – científicos y a través de un proceso democrático e incluyente no solo de los gobiernos, sino de toda la sociedad civil, tomando en cuenta la urgencia de llegar a decisiones efectivas para frenar el calentamiento global.

Aquello significaba una voluntad política de todas las partes, poniendo como guía los principios básicos de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático CMNUCC y un compromiso conjunto de los países por evitar que la temperatura del planeta suba a más de 2 grados centígrados como sugirió el IPCC (Panel Intergubernamental de Científicos para el Cambio Climático) en su informe 2007[4].

A medida que se desarrollaban las negociaciones y tras largos períodos de reuniones, se hizo evidente la pérdida de aquellos principios básicos con los que se debían trabajar estos nuevos acuerdos.  Las diferencias entre los grupos de países desarrollados (G20[5] -liderados por el G8[6]), los países en desarrollo (G77+China[7]), más el grupo de países más pobres donde se encuentran Africa y los estados insulares, aumentaban mientras el tiempo límite se acercaba. Los puntos críticos fueron:

1.     El establecimiento de metas vinculantes y ambiciosas de reducción de emisiones desde los países desarrollados y los compromisos no vinculantes desde los países con economías emergentes[8].
2.     Alcance técnico, formas y montos de financiamiento para implementar los mecanismos de mitigación y adaptación al cambio climático, esto incluye transferencia de tecnología, construcción de capacidades y Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques REDD-plus (principal mecanismo propuesto para mitigación del cambio climático en países en desarrollo).
3.     El alcance legal – vinculante del Acuerdo que se produciría en Copenhagen y la permanencia o no del Protocolo de Kyoto a partir del 2012[9].

Con esta incertidumbre se llegó al límite de la fecha establecida en Bali – COP13.  La expectativa sobre un Acuerdo que muchos llamaron Justo, Vinculante y Ambicioso, se desvaneció y en su lugar se elaboró lo que se llamó el “Acuerdo de Copenhagen” con 12 párrafos que no llenaron las expectativas del mundo entero de ver una mayor voluntad política para enfrentar la crisis climática.

El Acuerdo de Copenhagen:

Lo que establece el Acuerdo de Copenhagen en general es por un lado, la creación del Fondo Verde de Copenhagen que propone invertir 30 mil millones de dólares para el período 2010 – 2011 para la implementación inmediata de acciones de mitigación y adaptación, la construcción de capacidades y transferencia de tecnología en países en desarrollo. Es necesario conocer también que el total del financiamiento asciende a 100 mil millones de dólares hasta el 2020.   Por otro lado, la disposición -no cuantificada- de reducción de emisiones de manera vinculante desde los países desarrollados[10] y para aquellos países en desarrollo con economías emergentes, tales como China, India y Brasil, estos últimos con un compromiso no vinculante pero abierto a la verificación y establecimiento de metas.
El Acuerdo también reconoce el rol que tiene la deforestación y degradación de los bosques en el aumento de los gases de efecto invernadero y por tanto la necesidad inmediata de aplicar el mecanismo de mitigación REDD plus (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los bosques). 



La propuesta REDD ahora REDD-plus también ha sido discutida largamente. Al momento las salvaguardas tanto sociales como ambientales no son lo suficientemente contundentes como para avanzar en la implementación de este mecanismo, no existen metas cuantificadas para detener la deforestación, tampoco un financiamiento a largo plazo, y los conceptos utilizados que deberían ser parte de las salvaguardas ambientales como la diferenciación entre plantación y bosques tampoco existe de forma categórica.  Lo que pone en riesgo la biodiversidad y formas de vida tradicionales.

En cuanto a las salvaguardas sociales no se contempla el derecho al consentimiento, libre, previo e informado de los pueblos indígenas habitantes y poseedores ancestrales de los bosques.  Aunque se menciona la Declaración de las Naciones Unidas sobre Derechos de Pueblos Indígenas (UNDRIP- siglas en inglés), le anteceden palabras poco obligatorias como “promover”, “apoyar”[11], lo mismo sucede con las demás salvaguardas, que finalmente dejan las aspiraciones de los pueblos indígenas –una vez más- pendientes.

Las principales demandas de los Pueblos Indígenas, basadas en la UNDRIP y la Declaración de Anchorage, Abril 2009[12] (Cumbre de Pueblos Indígenas y Cambio Climático) fueron:

1.     Participación plena y efectiva de los Pueblos Indígenas en las negociaciones y en el diseño de los mecanismos de adaptación y mitigación.
2.     Reconocimiento de los conocimiento tradicionales de los pueblos Indígenas como aporte a las soluciones al cambio climático.
3.     Inclusión de la Declaración de las Naciones Unidas sobre Derechos de Pueblos Indígenas en los textos de negociación; entre otros.

De igual forma se podrían mencionar las cientos de posiciones presentadas desde grupos de mujeres, ambientalistas, campesinos, jóvenes, sindicatos y otros, muchos de ellos afectados directamente por los impactos del cambio climático, exigiendo un acuerdo justo e incluyente. Hay miles de voces pidiendo acciones eficaces y rápidas para combatir el calentamiento global pero muy poco escuchadas.

Sobre el financiamiento para REDD-plus, si bien se habla de dos mecanismos: las donaciones y el mercado de carbono, este último, el más criticado, se divisa como el preferido para sustentar REDD. Las interrogantes y críticas se centran en que la venta de bonos de carbono o créditos de carbono podrían resultar en permisos para contaminar para los países desarrollados con la consecuente evasión de la reducción real de sus emisiones locales y el aumento de los conflictos socioambientales y presión sobre los recursos naturales en los países en desarrollo por acceder a este sistema de mercado.

Estas críticas vienen desde muchas organizaciones de la sociedad civil alrededor del mundo, tales como Friends of the Earth, Greenpeace, Red Ambiental Indígena (IEN sus siglas en inglés), Vía Campesina, Alianza Internacional de los Pueblos Indígenas y Tribales de Bosques Tropicales, CONAIE - Ecuador, Acción Ecológica – Ecuador, por mencionar algunas, a las que se suman también algunos estados como Bolivia y Venezuela que han criticado la aplicación del mecanismo de mercado en las negociaciones del clima. 

Recientemente todos los países del ALBA (Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe) incluyendo el Ecuador, en su comunicado especial sobre Cambio Climático desde la VIII cumbre del ALBA - TCP, menciona: “Rechazaron las soluciones de mercado y la venta de bonos de carbono para resolver los problemas del cambio climático, porque ellas se inscriben en la misma lógica que provocó el estallido de la más grave crisis económica y financiera global después de la Gran Depresión, que generó millones de desempleados y agravó la pobreza y la crisis alimentaria de los países en desarrollo. Asimismo, destacaron que los mercados de carbono permiten a aquellos que causaron el cambio climático seguir contaminando, mientras que la carga de la reducción de las emisiones se traspasa a los países en desarrollo[13]. Además exigieron el reconocimiento y pago de la deuda climática como parte de la deuda ecológica que históricamente tienen los países desarrollados con los países en vías de desarrollo, en lugar de la utilización de mecanismo de mercado o donaciones que se proponen en las negociaciones.
Conjuntamente con estas posiciones contrarias surgen también sustentos científicos que afirman la existencia de diferencias entre el carbono fósil y el carbono biótico para su cuantificación y valorización, especialmente en lo que tiene que ver con los mercados de carbono y REDD.  Según Ranil Senanayake.[14] “todo lo necesario para encender la mecha a este esquema lucrativo era algo de ciencia para demostrar que el carbono del ciclo biológico es sustancialmente similar al carbono que proviene de los combustibles fósil”. También afirma que, si no se pone un precio real al carbono proveniente de la quema de combustibles fósiles y se pretende comprar créditos de carbono de los bosques, esto resultaría en un “lavado de carbono” pues la capacidad de absorción del carbono biótico frente al carbono fósil es totalmente distinta, además de otros sustentos que pueden revisarse en sus publicaciones científicas.[15]
 
Para el WRM (World Rainforest Movement), “Un mecanismo REDD basado en un mercado de carbono resultaría en un constante incremento en la cantidad de carbono en la biósfera, puesto que permitiría que los países del Norte “compensaran” sus emisiones de carbono provenientes de la quema de combustibles fósiles a través del pago a países del Sur por “evitar” la deforestación de un área de bosque que contenga la misma cantidad de carbono que el liberado por el uso de combustibles fósiles. El resultado sería una falsa “neutralidad en carbono” que sería utilizada como justificación para evitar la necesidad imperiosa de reducir las emisiones de combustibles fósiles”[16].

Frente a estas cuestiones, los países que están avanzando en la implementación de proyectos piloto de REDD y aquellos donde ya están en marcha, deberían por un lado, revisar atentamente las salvaguardas sociales y ambientales, el financiamiento y el marco político donde se desarrollan, y por otro lado, analizar si este mecanismo esta aportando, además de la reducción de emisiones por deforestación y degradación, a la protección y restauración de los bosques y principalmente si es beneficioso para los países en desarrollo. Pues en última instancia perjudicarían a los Pueblos Indígenas y comunidades dependientes de los bosques y a la soberanía de los países del sur.  Por ejemplo, hasta ahora nadie ha hablado acerca de quién pagará los costos de los proyectos fracasados de REDD ahora REDD plus.

Existe también una pérdida de credibilidad sobre el proceso y la forma en que se han manejado las negociaciones en la CMNUCC especialmente en la última COP15, con una supremacía desde los países desarrollados, por lo que muchos representantes pusieron su voz de protesta y reclamaron las maniobras políticas de estos países. “Orador tras orador del mundo en desarrollo criticó el Acuerdo como un proceso simulado a puerta cerrada de un club de países ricos y las grandes potencias emergentes. El debate llegó a tal extremo que el delegado de Sudán comparó el efecto del acuerdo sobre las naciones pobres con el Holocausto (traducción libre)”[17].

Al finalizar la Quinceava Conferencia de las Partes, el Secretario Ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, Yvo de Boer, describió el Acuerdo de Copenhagen como “un acuerdo impresionante”. Luego enumeró sus problemas: no es jurídicamente vinculante; no establece metas de reducciones de emisiones para los países industrializados; no indica qué harán los grandes países en desarrollo; menciona un financiamiento de $30 mil millones de dólares pero no dice nada sobre quien asumirá la responsabilidad de recaudar el dinero. “Tenemos mucho trabajo que hacer en el camino a México,” dijo de Boer[18].


Conclusión: La ruta a México – COP16

Del 29 de noviembre al 10 de diciembre del 2010[19], se desarrollará la 16 Conferencia de las Partes, en México.  Las expectativas siguen siendo las mismas que en Bali y las mismas que en Copenhague.  Están pendientes todos los textos de negociación entre ellos REDD-plus, transferencia de tecnología, construcción de capacidades para países en desarrollo y los textos de compromisos de reducción de emisiones dentro del Protocolo de Kyoto para los países desarrollados.  Esta pendiente también la visión compartida es decir, la voluntad política global de enfrentar el cambio climático.

El estancamiento y porque no decirlo retroceso que se vio en las negociaciones en Copenhagen produce la sensación de que solo ahora se está hablando del clima, de que no existen miles de informes e investigaciones que afirman que el cambio climático es un hecho verificable y atribuible a las actividades de los seres humanos y sus niveles de consumo, especialmente en los países desarrollados, de que no se ha escuchado la voz de más de 100.000 mil personas caminando por las calles de Copenhague reclamando Justicia Climática, de que esta fue la Quinceava Conferencia de las Partes, no la primera, y que se necesita acciones inmediatas.  No estamos para primeros pasos y es frustrante la declaración de Ban Ki Moon en la conferencia de prensa de cierre de la COP15 “Este acuerdo no puede incluir todo lo que todos desean, pero es un comienzo transcendental”[20].

Hay que resaltar los procesos sociales de toma de conciencia e incidencia en estos espacios internacionales, la significancia y adhesiones que van alcanzando pero sobre todo la generación de opinión pública alrededor del tema que es de preocupación global. Sin embargo, es necesario desarrollar y crear espacios de participación e inclusión amplios en los propios países, que permitan aportar y asumir el rol ciudadano para que el gobierno siga fielmente el mandato de su pueblo. En el caso del Ecuador, hacer realidad el estado Plurinacional, el ejercicio de los derechos colectivos de Pueblos Indígenas y los derechos de la naturaleza que constan en su carta magna.

Los acuerdos internacionales deben guardar los principios de solidaridad, justicia y armonía con la naturaleza para enfrentar de forma efectiva la problemática del cambio climático. Es decir, deben tener las características indispensables para asegurar los derechos humanos, los derechos de los Pueblos Indígenas y comunidades locales y los derechos de la madre tierra. Es necesario, buscar formas de adaptación y mitigación pensadas desde los mismos actores locales que no resulten en un fraude climático, demandar el pago de la deuda climática histórica, exigir la reducción drástica de emisiones en los países industrializados, y finalmente enfatizar en el respeto a los procesos democráticos en la política global.

Con este panorama que a la vez puede traer oportunidades de cambio, vemos iniciar un año más de discusiones de las partes, mientras el tiempo para salvar a la madre tierra y a la humanidad se acorta.


[1] Ver texto del protocolo de Kyoto, 1998
[4] Ver el informe de síntesis del IPCC, 2007
[5] El grupo del G-20 se formó en 1999 con países industrializados y con economías desarrolladas, con la finalidad de discutir aspectos de la economía global. www.g20.org  
[6] El grupo del G-8, esta conformado por las naciones industrializadas más grandes del mundo: Alemania, Canada, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia.
[7] “Grupo de los 77 que es la principal organización intergubernamental de países en desarrollo en las Naciones Unidas, que proporciona los medios para los países del Sur para articular y promover sus intereses económicos colectivos y mejorar su capacidad de negociación conjunta en todas las principales cuestiones económicas internacionales en el sistema de las Naciones Unidas, y promover la cooperación Sur-Sur para el desarrollo”. http://www.g77.org/doc/index.html
[8] Para el grupo de países desarrollados, especialmente Estados Unidos, las metas de reducción de emisiones debía establecerse para todos los países sin distinción, olvidando temas cruciales como la Deuda Ecológica.
[9] Con las sugerencias del IPCC de una reducción de al menos el 40% de emisiones con referencia a 1990, el Protocolo de Kyoto el único instrumento vinculante hasta el momento debía ser reformado para incluir estos niveles de reducciones. Sin embargo en el momento de las negociaciones –COP15, los países desarrollados sugerían la eliminación del Protocolo para crear un nuevo tratado a lo que los países en desarrollo liderados por Africa se opusieron firmemente.
[9] El Acuerdo de Copenhagen también establece que hasta el 31 de diciembre del 2010 los países del Anexo I deberán enviar sus propuestas de reducción de emisiones junto con las políticas para llevar acabo estas metas
[10] El Acuerdo de Copenhagen también establece que hasta el 31 de diciembre del 2010 los países del Anexo I deberán enviar sus propuestas de reducción de emisiones junto con las políticas para llevar acabo estas metas.
[11] Ver el documento de discusión del Grupo Especial de trabajo de Cooperación a Largo Alcance - COP15, en su estado actual. http://unfccc.int/resource/docs/2009/awglca8/spa/l07a06s.pdf
[12] Ver declaración de Anchorage - Alaska, Abril 2009 http://www.indigenoussummit.com/servlet/content/declaration.html
[13] De igual forma en la Declaración del ALBA sobre Cambio Climático producto de esta misma cumbre se exigen los mismos puntos. http://www.alternativabolivariana.org/modules.php?name=News&file=article&sid =5764                 

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